La primera planta de biometano que Naturgy puso en operación está en la estación depuradora de aguas residuales de Bens (A Coruña). La segunda instalación, Elena, ubicada en Cerdanyola del Vallès (Barcelona), fue la primera en inyectar a la red de gas de España gas renovable procedente de vertedero.

Con este tercer proyecto, Naturgy adapta la planta de biometano instalada en la explotación ganadera de Porgaporcs, en el municipio leridano de Vila-Sana, para inyectar gas renovable en la red de distribución del grupo en 2023. La compañía invertirá 1,5 millones de euros en este proyecto para avanzar en su objetivo de que en 2050 todo el gas que circule por sus redes de distribución sea de origen renovable.

La planta de biometano de Vila-sana será la tercera que Naturgy ponga en operación comercial en España y la segunda de la compañía ubicada en Cataluña. A partir del próximo verano, esta instalación inyectará 11,8 GWh/año de biometano en la red de distribución de gas, equivalente al consumo anual de 3.150 hogares.

La generación y consumo de este gas renovable evitará la emisión a la atmósfera de más de 2.450 toneladas equivalentes de CO2/año, lo que equivale a plantar más de 4.900 árboles.

Con esta nueva planta, Naturgy da un paso más en su apuesta por la transición energética, la producción de energía a nivel local y la economía circular, ya que aportará un gas limpio al sistema energético y contribuirá a la gestión sostenible de los residuos agroganaderos de esta granja leridana.

La red de distribución de gas de Naturgy está totalmente preparada para poder distribuir gases renovables, un vector clave para el cumplimiento de los objetivos de descarbonización, gracias a las inversiones realizadas en los últimos años.

En 2019, a través del proyecto LIFE Methamorphosis financiado con fondos europeos, Naturgy ya testó el biometano producido en esta planta en vehículos a gas y, un año después, el biometano generado se llevó hasta Zaragoza para su uso en el transporte urbano de esta ciudad.

Sobre el gas renovable

El gas renovable es una energía verde con balance nulo de emisiones, que es totalmente intercambiable por el gas natural, por lo que puede distribuirse a través de la infraestructura gasista existente y emplearse con las mismas aplicaciones energéticas en hogares, industrias, comercios y también para movilidad en el transporte, contribuyendo a la descarbonización.

La producción de gases renovables está alineada con el recientemente aprobado paquete REPowerEU, el plan europeo para reducir la dependencia de los combustibles fósiles y avanzar en la transición verde. Dentro de este plan, el biometano juega un papel clave para ir sustituyendo el uso del gas natural en los próximos años.