«Los gases de origen renovable forman parte ineludible de la solución para alcanzar la neutralidad climática en 2050; y el sector gasista es clave para el proceso de transición energética».

miciudadatodogas entrevista a Joan Batalla, Presidente de Sedigas

¿Cuál es la visión de Sedigas respecto al papel que juegan los gases renovables en la transición energética y la descarbonización?

Los gases de origen renovable forman parte ineludible de la solución para alcanzar la neutralidad climática en 2050, contribuyendo al logro de los objetivos de reducción de emisiones, así como de penetración de energías renovables en España en el horizonte del año 2030.

El sector gasista es clave para el proceso de transición energética. Por un lado, el gas natural ya contribuye al proceso de descarbonización global sustituyendo otras soluciones energéticas más contaminantes, tanto en el sector industrial como el doméstico, así como en el transporte marítimo y terrestre. Sin olvidar la generación eléctrica con gas natural, aportando la necesaria flexibilidad y respaldo al sistema eléctrico nacional garantizando la seguridad de suministro.

Por otro lado, los gases renovables se presentan como un vector energético imprescindible para la transición energética, promoviendo la descarbonización del sector energético, del sector primario como la agricultura y la ganadería y de ciertos usos finales como la industria calorintensiva y el transporte terrestre pesado y marítimo.

La producción y el uso de biometano e hidrógeno renovable pueden ayudar a reducir las emisiones de gases de efecto invernadero y a avanzar hacia un sistema energético más sostenible, promoviendo al tiempo el desarrollo de la economía circular mediante la gestión eficiente de residuos para producción de energía renovable y la reducción de la dependencia energética del exterior con una energía producida en España

El Gobierno de España ha aprobado en estos últimos años distintas leyes, estrategias y hojas de rutas relacionadas con la transición energética y el cambio climático ¿considera que la posición y el tratamiento que hacen del gas natural y los gases renovables están alineados con las potencialidades y necesidades reales de España?

El Gobierno de España aprobó en octubre de 2020 la hoja de ruta del hidrógeno renovable, que establecía las líneas estratégicas para desarrollar la producción y el uso del hidrógeno renovable en España, a través del ambicioso objetivo de contar con una potencia de 4 GW de electrolizadores en 2030.

España cuenta, gracias a su buen nivel de infraestructura gasista, con el potencial para convertirse en uno de los mercados más atractivos para la inversión de plantas de generación de hidrógeno renovable, tanto en una primera fase ligada al esfuerzo en I+D+i, como en una segunda vinculada a proyectos comerciales.

Sin ir más lejos, de acuerdo con la Comisión Europea, España es el país de la Unión Europea con mayor potencial de producción y exportación de hidrógeno renovable debido, en parte, a la estacionalidad del consumo y a la alta cuota de capacidad de generación renovable instalada.

Una apuesta decidida por esta tecnología aseguraría, por tanto, que oferta y demanda futuras encuentren correspondencia a través de las redes del sistema gasista, ya que se trata del escenario con mayores ventajas económicas y que proporciona mayor flexibilidad a clientes e inversores.

En cualquier caso, un primer paso es impulsar la capacidad de inyección de hidrógeno en las infraestructuras de gas ya que, aunque la legislación contempla proporciones de ‘blending’ de hidrógeno, es necesario un desarrollo más amplio para resolver algunas facetas que permitan su desarrollo completo.

En cuanto al binomio biogás-biometano, la hoja de ruta del Gobierno fue aprobada en marzo de 2022 como instrumento para articular lo establecido en el Plan Nacional Integrado de Energía y Clima 2021-2030 (PNIEC) y en la Ley 7/20221 de Cambio Climático y Transición Energética. El apoyo a lo largo de los años por parte de las Administraciones ha sido prácticamente inexistente, y aunque se están dando los primeros pasos para su progresivo desarrollo, siguen existiendo una serie de barreras administrativas, regulatorias, económicas y fiscales a superar para garantizar un desarrollo robusto y estable en el medio y largo plazo. Entre las barreras más destacables se encuentra la escasa ambición mostrada en cuanto a los objetivos a alcanzar de cara al año 2030 en nuestro país: una producción de biogás de 10,4 TWh y una sustitución del consumo de gas por biometano del 1%, muy lejos de los objetivos establecidos desde la Unión Europea y por el resto de los países europeos.

Además, en mayo de 2022, la Comisión Europea presentó su plan REPowerEU para poner fin a la dependencia de la UE de los combustibles fósiles rusos y hacer frente a la crisis climática. Como parte de ese plan establecía un objetivo de 10 millones de toneladas de producción de hidrógeno renovable y de 10 millones de importaciones para 2030 en Europa, así como un plan de acción para el biometano con el objetivo de aumentar su producción a 35 mil millones de metros cúbicos de aquí a 2030.

En este contexto, la insuficiente ambición señalada contrasta con la gran oportunidad que tenemos si aprovechamos toda nuestra capacidad disponible de producción gracias a los recursos procedentes del potente sector agrícola y ganadero y agroalimentario nacional, así como de una mejor y más eficiente gestión de residuos orgánicos, lodos de depuradora y vertederos, entre otros.

En cuanto al desarrollo y despliegue de biometano, ¿cuáles considera que podrían ser los objetivos alcanzables para el año 2030 en base a las capacidades de España?

La ambición insuficiente señalada contrasta con las estimaciones de potencial disponible para la producción de biometano en nuestro país, que, aunque existen diferencias en función de la fuente consultada, sitúan a España como uno de los tres países de la Unión Europea con mayor potencial de desarrollo de este gas renovable, tras Alemania y Francia.

Sin tomar en consideración los importantes avances tecnológicos que se han producido en los últimos años, ya en 2018 el IDAE declaraba que el potencial alcanzable en España se situaba entre los 20-34 TWh/año, es decir, podría suponer entre un 5% y un 9% de la demanda anual de gas (364 TWh en 2022).

Este potencial está en línea con las predicciones más conservadoras de la Unión Europea, ya que sólo considera los residuos provenientes de la agricultura, la ganadería, la industria agroalimentaria, FORSU y EDAR. En cambio, multitud de otros estudios e informes sitúan el potencial disponible en España entre los 100 y 190 TWh/año, al considerar también otras fuentes para su producción como los cultivos intermedios, la biomasa forestal y el biogás procedente de vertedero, lo que aumenta el potencial de forma considerable.

Atendiendo a esta realidad, Sedigas ha considerado de interés realizar un informe que contempla a nivel nacional, desglosado por comunidades autónomas, todas las fuentes aprovechables para la producción de biometano. Los resultados obtenidos sugieren un potencial total accesible en España de 163 TWh/año, en línea con los estudios mencionados con anterioridad, que permitirían sustituir (y, por tanto, descarbonizar) el 45% de la demanda anual de gas natural o lo que es lo mismo, el 72% de la demanda convencional que incluye el sector doméstico – comercial y el industrial.

Y en relación con las principales barreras y retos para un despliegue efectivo del biometano; ¿Cuáles destacaría?

Una vez cuantificado el potencial español en la producción de biometano, su despliegue depende, efectivamente, de la superación de una serie de barreras.

Si bien es cierto que se están dando los primeros pasos para el progreso de este vector energético, y que esto ha llevado a que a día de hoy haya más de 200 proyectos en desarrollo, siguen existiendo toda una serie de barreras administrativas, regulatorias, económicas y fiscales que están limitando la inversión en nuevas plantas de producción de biometano, reduciendo la penetración de éste en el sector gasista y perjudicando la economía y el empleo de las zonas donde se podrían desarrollar estos proyectos.

Debemos recordar que los mecanismos de incentivos gubernamentales introducidos en Francia, Alemania, Dinamarca o Italia han resultado vitales para potenciar el desarrollo de esta tecnología y para incentivar tanto al inversor como al consumidor.

Entre las principales barreras regulatorias identificadas se incluyen la falta de un marco legal y normativo que regule de forma eficaz y con incentivos y cuotas ambiciosas (y alineadas con el objetivo europeo de que un 10% del consumo de gas sea biometano) esta actividad; la incapacidad de disponer de un acceso competitivo a los residuos; o, un marco normativo y fiscal que sea capaz de regular los usos del biometano que no estén relacionados con aplicaciones estrictamente eléctricas, como sería la inyección en la red gasista.

En cuanto a los obstáculos de tipo administrativo, el principal reto a superar es la complejidad para obtener permisos y la demora en los trámites (por la involucración de muchas administraciones y la falta de recursos de éstas) que se acaba trasladando a la ejecución de los proyectos, así como la inexistencia de un proceso de tramitación homogéneo a nivel nacional (en la actualidad hay 17 procesos distintos, uno por cada comunidad autónoma).

Por último, las principales barreras identificadas en el ámbito económico y fiscal están relacionadas con la ausencia de incentivos específicos de apoyo a la producción, inyección en red y consumo de biometano; los impuestos asociados tanto a la generación (como el que grava el autoconsumo), como al punto de consumo; y, los costes logísticos derivados de la alta dispersión de los residuos.

Desde Sedigas insistimos en que el biometano puede ser rentable, pero son necesarias medidas de apoyo para dar seguridad y estabilidad y una señal de precio adecuada al promotor.

En 2020 Sedigas impulsó la creación del Think Tank para el Estudio de la Inyección y Almacenamiento del Hidrógeno en las Infraestructuras del Gas. ¿Cuáles son sus principales objetivos?

Sedigas impulsó en julio de 2020 la creación del Think Tank para la inyección y almacenamiento del hidrógeno renovable en las infraestructuras de gas natural, una iniciativa centrada en identificar las aplicaciones que mejor pueden contribuir a su utilización de forma extensiva como fuente de energía, así como las adaptaciones necesarias a los equipos actuales para que el consumo final de hidrógeno sea una realidad en todos los segmentos de mercado.

Una labor que, a su vez, requiere identificar las posibles barreras regulatorias que suponen un obstáculo para que la inyección de hidrógeno sea una realidad, así como la elaboración de propuestas para solventarlas. Del mismo modo, resulta necesario identificar las adaptaciones necesarias en las infraestructuras gasistas para vehicular mezclas de hidrógeno y gas natural en una primera fase o su reconversión en redes de hidrógeno en una fase posterior.

Este laboratorio de ideas surge, por tanto, en primera instancia, para identificar las barreras, tanto regulatorias como administrativas, así como de carácter técnico, con relación al ‘blending’ de hidrógeno en la red gasista y para ayudar a dar respuesta a las dudas de las distintas Administraciones acerca de los beneficios de esa inyección de hidrógeno en la red de gas natural ya existente.

De igual forma, entre sus atribuciones se encuentra la de resolver las necesidades que se les puedan plantear a los posibles inversores y promotores de proyectos de inyección de hidrógeno.

Invito a todos los interesados a consultar la memoria de actividades recién publicada donde podrán encontrar información actualizada y de gran valor sobre el desarrollo de esta tecnología.